Valentina Maggiolo

 
De la serie de paisajes perdidos: 1

(2016)

Los acantilados de la Costa Verde—

la formación natural más emblemática de Lima—constituyen el punto de partida de Valentina Maggiolo para pensar en las relaciones confrontadas que establecemos con el entorno geográfico que habitamos. Las imágenes de la artista pueden resultarnos ajenas porque los acantilados no existen en nuestro imaginario más que como tomas aéreas para la promoción turística. El paisaje que la artista revela ha sido velado por mallas que cubren sus pendientes por cuestiones de seguridad e irrumpido arquitectónicamente con edificios que alteran en un instante y de forma irremediable un perfil geográfico formado a lo largo de miles de millones de años. Maggiolo nos enfrenta al entorno que hemos intervenido y anulado simbólica y materialmente. Una fantasmal silueta de los acantilados surge como una presencia imponente que se cierne sobre el horizonte. Distintas imágenes de la Costa Verde se superponen sobre seis planchas verticales de fibrocemento, creando una formación nueva en la que se sugiere la tensión entre el boom de la construcción (a través del material) y el entorno natural. Pero la pieza también alude a la mirada artística sobre el paisaje al articular dos tradiciones de representación del paisaje: la horizontal (occidente) y la vertical (oriente). Las tradiciones arte-históricas también son citadas en un díptico formado por dos telas verticales que, además de recordar el estilo tradicional chino de pintura de paisaje Shan Shui, sugieren ser registros del territorio, como si llevasen las huellas del acantilado—¿acaso como una mortaja?—. Pero aquí esa figura también se encuentra al borde de la abstracción: se trata de una forma sintética que recuerda la pintura del Arte Povera (e.j. Alberto Burri o Giuseppe Penone). La serie fotográfica retrata el paisaje pero lo interviene con recuadros negros que censuran la imagen ahí en donde se han producido corrimientos de tierra: una negación de las transformaciones naturales del acantilado. El contraste entre la textura de la malla, las piedras y el cemento de las construcciones (edificios, rejas) da cuenta de la fricción entre procesos naturales y artificiales, donde los recuadros negros sugieren espacios a ser ocupados por paneles publicitarios o construcciones incrustadas en el paisaje. Los cuadros hechos con geomalla emplean el material como si se tratase de una piel sintética del terreno, adoptando la forma de cueros extendidos, mientras que la instalación hace de la geomalla no un velo sino un volumen cuyo contorno evoca a las altas pendientes de tierra y sus pliegues las grietas, los desprendimientos, los accidentes rocosos y demás rasgos del terreno. Los “paisajes perdidos” a los que alude Valentina Maggiolo más que perdidos están en proceso de pérdida. La artista señala que la Costa Verde es un enorme punto ciego en nuestra mirada de Lima para resaltar que el acantilado nos reclama tomar conciencia de lo efímero de nuestro paso por el territorio y de la huella absurda y sombríamente larga que dejamos sobre él. 

Max Hernández Calvo